Seeking the Face of the Lord
Simon Bruté soporta tragedias a temprana edad y el anti-catolicismo
El primer obispo de Indiana, Simon Guillaume Gabriel Bruté de Rémur, nació en Rennes, la capital de la Provincia de Brittany en Francia, la noche del 20 de marzo de 1779. A la mañana siguiente fue bautizado en la iglesia parroquial de San Germain. Tanto su padre como su madre estaban en su segundo matrimonio, luego de la muerte de sus primeros cónyuges. Su padre tuvo siete hijos con su primera esposa. Simon y su hermano, Augustine, nacieron del segundo matrimonio de sus padres.
Simon escribió una vez que su madre le decía cuando era niño: “naciste para vivir en la abundancia.” Su familia había heredado el título “Impresor del Rey y del Parlamento”. Su padre era el superintendente de las finanzas de los dominios reales en Brittany. Los Brutés vivían en una de las alas de apartamentos del Palacio de Justicia de Rennes. Sin embargo, su abundancia duró poco. En 1786, cuando Simon tenía siete años, su padre murió repentinamente después de una cirugía mayor debida a una caída sufrida en su caballo. Luego de su muerte se descubrió que sus finanzas estaban en malas condiciones ya que había prestado grandes sumas de dinero a amigos, las cuales nunca había cobrado. Su madre enfrentó el desafío de mantener a sus dos hijos. Les enseñó la fe, la disciplina y el trabajo arduo.
Simon tenía tan solo 10 años cuando ocurrió la toma de la Bastilla; sólo 13 años cuando ejecutaron al Rey Luis XVI en la guillotina; tenía 14 años y nueve meses cuando la Reina María Antonieta halló su muerte en la guillotina. La Asamblea Constituyente decretó la Constitución Civil del Clero, la cual colocaba a la Revolución Francesa en contra de la Iglesia; en efecto, la intención era “descatolizar” a Francia.
La Revolución Francesa ejerció una profunda influencia en los primeros años de Simon. Su madre, una mujer con una fe católica sólida, les dio refugio en su apartamento a dos sacerdotes, tomando grandes riesgos. Erigió un altar secreto donde los sacerdotes pudieran celebrar la misa diaria a la que asistían ella y sus hijos, Simon y Augustine. Cuando los sacerdotes tuvieron que buscar refugio en otro lugar, la señora Bruté reunía a amigos católicos los domingos en la mañana para rezar sin un sacerdote.
Desde muy temprana edad, Simon solía dibujar lugares y escribir notas para mantener vivos sus recuerdos. Uno de los dibujos ilustra el impacto que tuvo en él la Revolución Francesa. Se trataba de la Catedral de Rennes, antigua iglesia de la abadía benedictina y Abadía de San Melanie, fundada por San Melanie, uno de los primeros obispos de Rennes. Simon escribió sobre sus primeros recuerdos de los benedictinos de la abadía donde asistía al servicio litúrgico en 1787-88. Escribió que en 1791 el clero revolucionario usurpó la iglesia y la abadía. En 1792 la iglesia y la abadía se convirtieron en una prisión para el clero católico que permanecía leal a sus votos y se rehusaba a tomar el nuevo juramento. Escribió: “Los visité dos veces mientras se encontraban encarcelados allí, disfrazado como un muchacho panadero con una gran cesta de pan en la cabeza.” En 1793 la iglesia se transformó en un establo para la caballeriza; en 1795, en el hospital de la ciudad.
De acuerdo a otros registros, cuando niño, Simon llevó la Eucaristía a los sacerdotes prisioneros en numerosas ocasiones. En una oportunidad, llevó la Eucaristía acompañado de un sacerdote quien se hizo pasar como panadero. (Debido a las pobres condiciones de la cárcel, los guardas de la prisión le daban la bienvenida a aquellos que traían alimentos para los prisioneros.) Simon llevaba la Eucaristía. El sacerdote-panadero escuchaba las confesiones de los clérigos cautivos. La visita de Simon a los clérigos prisioneros ponía en riesgo su vida.
Su educación comenzó antes de que el impacto de la Revolución se sintiera en Rennes y posteriormente fue llevada a cabo en gran parte por los sacerdotes refugiados quienes le proporcionaban clases particulares. Durante todo este tiempo, Simon trabajó en el negocio de imprenta de su madre. También continuó yendo a confesión y recibiendo la Comunión de un padre refugiado.
Con la caída de Robespierre en el verano de 1794, lo peor del Reino del Terror de la Revolución Francesa comenzó a desaparecer. En lugar de ejecutar a los sacerdotes, se les encarcelaba de por vida o sufrían la deportación.
El propio Simon comenzó a pensar en una profesión, luego de haber decidido que no era un impresor. Decidió dedicarse a la medicina. Al principio pudo llevar a cabo sus estudios de medicina en Rennes, donde Simon se convirtió en aprendiz del practicante católico local, el Dr. Duval. En una época donde aun no existían los estrictos requisitos para el ejercicio de la medicina, Simon leía los libros de la biblioteca del médico y acompañaba a su tutor cuando visitaba a sus pacientes. En aquellos días, los médicos tenían que ser también sus propios farmaceutas. Después de dos años, Simon continuó su carrera médica en París.
La fe católica perseverante de la señora Bruté y su valentía ante la posibilidad de sufrir la persecución, ejercieron un profundo efecto en su hijo, Simon. La fortaleza floreciente de su carácter, su fe individual y la preocupación consciente por los clérigos prisioneros, reflejaban la de su madre.
La próxima semana: Los orígenes académicos de Simon Bruté y su ejercicio de la medicina. †