Seeking the Face of the Lord
Mi primer oficio es rezar a diario por ustedes
Un día durante el reciente retiro para los obispos de Indiana, Illinois y Wisconsin, pese a estar aun convaleciente de su drástica cirugía de cáncer, el Cardenal Francis George de Chicago nos acompañó a almorzar. Fue su primera salida del hogar desde su hospitalización a principios de agosto.
Nos dijo que su reciente odisea debida a su seria enfermedad y a tres cirugías distintas había afectado profundamente su vida.
Enfatizó en el hecho de que lo que más lo había impactado en esta inesperada interrupción en su vida, fue el avasallante despliegue de oraciones pidiendo por él y su recuperación.
Repitió varias veces que dicho despliegue de oraciones de intercesión de parte de todo tipo de personas de todas partes ocasionó un impacto profundo en su espíritu. Comentó que esto lo había hecho reflexionar más cuidadosamente acerca de las prioridades de su oficio como ministro de la Iglesia.
El testimonio del cardenal me hizo pensar sobre la importancia de las oraciones de intercesión en nuestra tradición católica y en mi ministerio como obispo.
La Epístola a los hebreos ofrece una reflexión sobre el sacerdocio eterno de Jesucristo y encuentra gran esperanza en el hecho de que siempre estamos incluidos en su oración eterna ante el Padre. “Pero éste posee un sacerdocio exclusivo porque permanece para la eternidad. De ahí que pueda también salvar definitivamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor.” (Hb 7:24-25).
Resulta maravilloso pensar que Jesús siempre está rezando por nosotros. Significa que está rezando específicamente por usted y por mí.
Santo Tomás de Aquino dijo que la Providencia Divina se extiende a los detalles. Dios puede hacer eso. Es decir, no formamos parte simplemente de un grupo genérico.
Sacerdotes y obispos se ordenan para compartir el sacerdocio de Cristo de forma única, y eso significa que nosotros también debemos rezar por nuestra gente.
El difunto Papa Juan Pablo II hace referencia a este respecto en Pastores Gregis. “El Obispo muestra también su amor a la Eucaristía cuando, durante el día, dedica largos ratos de su tiempo a la adoración ante el Sagrario. Entonces abre su alma al Señor para impregnarse totalmente y configurarse por la caridad derramada en la Cruz por el gran Pastor de las ovejas, que dio su sangre por ellas al entregar la propia vida. A Él eleva también su oración, intercediendo por las ovejas que le han sido confiadas.” (# 16)
Jesús derramó su amor desde la Cruz y la fuerza impulsora de su oración de intercesión por nosotros ante el Padre quedó plasmada en la Santa Eucaristía. Su intercesión eterna por nosotros es la expresión más profunda de su confianza en el Padre.
El Papa Juan Pablo II también escribió: “Aprender a rezar significa ‘conocer al Padre’. ... Conocer quién es el Padre significa descubrir qué es la verdad absoluta. Conocer al Padre significa obtener la certeza de que Él no te rechaza, aunque todo—material y físicamente—parezca indicar que así es. Él nunca te rechaza.”
Rezar en el nombre de Jesús, en oración de intercesión, es una profunda expresión de esperanza en Dios. Aunque nos sintamos sobrecogidos por la vida—especialmente cuando estamos sobrecogidos—la oración nos ayuda a encontrar una explicación para aquello que nos sobrecoge o nos aflige.
Durante el retiro leí una columna que escribió mi amigo el Obispo J. Peter Sartain a su congregación. (Le comenté que planeaba tomar prestados algunos fragmentos de lo que dijo.) Hago mías sus palabras: Como sacerdote y Obispo, es mi vocación y privilegio rezar a diario por ustedes. De hecho, es una expresión de mi amor por ustedes. Bajo esta premisa, quisiera extenderles una invitación. Si hay alguna intención por la cual desean que yo rece, sírvanse enviarme una breve nota por correo. Conservaré su nota en mi capilla e integraré su intención a mi oración diaria frente al Santo Sacramento.
Muchos de ustedes me han escuchado decir que mi primer oficio como Obispo es ser un hombre de oración para ustedes. Conocer sus necesidades e intenciones especiales me ayudará más aun a ser su pastor en la oración.
Pueden enviar sus peticiones de oración por correo a:
- Lista de oración del Arzobispo Daniel
- Arquidiócesis de Indianápolis
- 1400 N. Meridian St.
- P.O. Box 1410
- Indianapolis, IN 46202-1410
Por supuesto, no tienen que estar en mi lista de oración para formar parte de mis oraciones. Todos los días los incluyo a todos ustedes en mi oración en la presencia de Jesús en el Sagrario.
Todos los domingos y en todas las fiestas de guardar, ofrezco mis misas por las intenciones de todos ustedes. †